El cliente se encuentra en una tienda o en una gran superficie y le interesa uno de los productos que ve en la estantería. A continuación, saca su teléfono móvil y consulta opiniones de otras personas en Internet y el precio que tiene ese mismo modelo en las tiendas online. Finalmente, se da cuenta de que comprándolo en la red tardará unos días en tenerlo en casa pero a cambio se ahorrará hasta un 50% por lo que abandona la tienda física donde ha podido ver el producto para adquirirlo más barato en Internet.
Este comportamiento de los consumidores de acudir a las tiendas físicas a comprobar como es un artículo pero después comprarlo en una tienda electrónica es una situación habitual en comercios de todo el mundo. El showrooming, término anglosajón con el que se ha denominado esta nueva forma de actuar, comienza a preocupar a los dueños de establecimientos físicos que no pueden competir en precio con el comercio electrónico y ven cómo los clientes entran en las tiendas tan sólo para ver.
Algunos empresarios incluso han tomado la decisión de cobrar una tasa tan sólo por mirar los productos en la tienda, que luego se descontaría del importe de la compra si esta se realiza. Sin embargo, esto parece que sólo conseguirá alejar a los clientes aún más de estos establecimientos pues encontrarán otro lugar donde probar antes de comprar. Y es que los consumidores tan sólo aprovechan las oportunidades que se les ofrecen para comprobar la calidad de un artículo y después poder adquirirlo al precio más bajo posible aunque esto vaya en detrimento de los comercios tradicionales.
El showrooming es una tendencia creciente y muy beneficiosa para los negocios online. Hasta el punto que muchos expertos apuntan que las grandes compañías de comercio electrónico podrían apostar por abrir establecimientos físicos que sirvan de exposiciones donde los clientes puedan realizar esta práctica y seguir comprando a través de la web o el móvil.
¿Serán los centros comerciales del futuro salas de exposiciones?