Según un estudio realizado por Zenith Media, cualquier persona recibe una media de 3.000 impactos publicitarios durante una jornada normal. Desde que se levanta por la mañana y escucha las noticias, usando el teléfono móvil, navegando en Internet, viendo la televisión e incluso paseando por las calles de las ciudades la presencia de las marcas y sus mensajes incitado a consumir están en todas partes.
Publicidad y Neuromarketing
Aunque las empresas inviertan cada año miles de millones en anunciarse, no es extraño que los telespectadores no recuerden ni un sólo detalle de la mayoría de los spots emitidos en las pausas del programa de televisión aunque hayan permanecido todo el tiempo frente a la pantalla. Algunos expertos en neuromarketing sostienen que esta sobre-exposición a la publicidad provoca que nuestro cerebro no procese la información de aquello que percibe como un anuncio. Se trataría de una especie de mecanismo de defensa para no tener que manejar datos que a lo largo del tiempo se ha mostrado como irrevelevantes y, en algunos casos, engañosos.
Para evitar este bloqueo que realizan los cerebros de los consumidores ante los mensajes publicitarios, son muchas las empresas que empiezan a apostar por formas diferentes de llegar a los consumidores que con molestos anuncios que interrumpen aquello que se estaba haciendo. Las estrategias de marketing incluyen ahora actividades formativas, sistemas de ayuda a los clientes o campañas de street marketing en las que no sean técnicas puramente comerciales si no que se pretende llegar a los consumidores en el momento justo y que perciban la marca como algo que les ayuda a conseguir lo que necesitan en lugar de intentar venderles a toda costa sus productos más nuevos.
Las nuevas tendencias creativas van más enfocadas hacia generar emociones en el consumidor y crear movimientos sociales en torno a los conceptos que quiere transmitir la marca porque serán lo que consigan dejar huella y es que, “la mejor publicidad no parece publicidad”.